«Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él» (Juan 3: 17).

Por mi se va a la ciudad doliente, al abismo del tormento fiero a vivir con los perdidos […]. Antes de yo existir no hubo creación: Solo la eternidad, y duro la eternidad; ¡Ah, los que entran aquí, pierden toda esperanza!». Con estas palabras describe Dante en La divina comedia, su llegada al infierno. Su libro ha popularizado una de las creencias religiosas más antibíblicas: la existencia de un lugar donde los malos serán atormentados eternamente.

Dejemos claro que la Biblia sí dice que los malos serán castigados (Juan 3- 18); que los incrédulos serán exterminados (Salmo 37: 9); que de los soberbios no quedará «ni raíz ni rama» (Malaquías 4: 1, RV95); que todo el que peque morirá (Ezequiel 18: 4). Jesús enseño que los malos serán lanzados al fuego (ver Mateo 13: 30) y que este castigo será eterno (Mateo 25: 46).

Para muchos jóvenes el problema radica en la última parte: el castigo eterno. Si es un castigo eterno, ¿significa que los malos arderán para siempre en lo que Dante denominó «infierno»? Te lo explicaré con un ejemplo La Biblia enseña que Sodoma y Gomorra  fueron destruidas con fuego, y que constituyen un ejemplo de lo que ocurrirá durante el fin del mundo (2 Pedro 2:6). Judas 1: 7  dice que ambas ciudades «sufrieron el castigo del fuego eterno». ¿Todavía están ardiendo esas ciudades? Claro que no.

El fuego eterno no porque arderá por la eternidad, sino porque destruye todo, solo deja cenizas. Pablo lo llama «destrucción eterna» (2 Tesalonicenses 1: 9). Entonces, el fuego es eterno porque sus llamas acabarán para siempre con el mal.

Muchos jóvenes se asustan ante la idea de un castigo eterno. ¿Te da pavor a ti también? No tienes que preocuparte por eso. Dios no ideó ese castigo para ti, sino para el diablo y sus ángeles. Fíjate bien en esta declaración de Jesús «Dios no envió a al Hijo al mundo para condenar al mundo sino para salvarlo por medio de él. (Juan 3: 17).

El plan de Dios para ti es salvarte. El tormento eterno no es una verdad bíblica, es –Como el libro de Dante– una triste comedia.






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