Reflexiones para tí.

Los que se quedaron en Besor

Luego David regresó al arroyo de Besor, donde se habían quedado los doscientos hombres que estaban demasiado cansados para seguirlo. Ellos salieron al encuentro de David y su gente, y David, por su parte, se acercó para saludarlos. 1 Samuel 30:21.

En toda organización y en todo grupo humano existen problemas. Desde   la familia, el núcleo y la base de la sociedad, hasta la empresa en la que trabajas, pasando por la iglesia y tu grupo de amigos, siempre habrá algún tipo de inconvenientes. El grupo que acompañaba a David no era la excepción.

Un par de días antes, frente a la imagen desoladora de la ciudad de Siclag. Destruida y con el presentimiento de la muerte de sus mujeres e hijos, quisieron apedrear al líder. Ante la clara palabra del Señor, dada a través del sacerdote, vuelven a unirse a David y salen a perseguir a los aprovechadores amalecitas.

Luego de derrotarlos, regresan con todo el botín conseguido y alabando a su líder… el mismo que quisieron apedrear un par de días antes.

Los grupos humanos son así. Creo que una hinchada de fútbol en un partido es un excelente ejemplo de los cambios que se producen en la masa, en interva­los mínimos. En un minuto están abucheando al equipo, pero un gol transforma la desaprobación en gritos eufóricos de alegría.

El problema específico que un grupo de los soldados de David presenta es que ellos esperan que el botín sea repartido entre aquellos que pelearon; los que por cansancio se quedaron y no fueron al campo de batalla no merecían recibir nada. El egoísmo es natural en el ser humano. Muchas veces, peleamos como si se nos fuera la vida en esa pelea.

David, como líder que es, marca el camino. Todo lo que recibimos pertenece al Señor, ni a los que lucharon ni a los que se quedaron en el arroyo de Besor No hay más ni menos, porque no hay mío o no mío. Somos meros receptores de los favores celestiales; no puedes pelear con nadie por algo que no te pertenece y que recibiste -igual que todos- como un regalo.

 

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2014
“365 Vidas”
Por: Milton Betancor






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