Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Hechos 16:31.

En la sociedad y en la iglesia puede ser relativamente fácil mantener una fachada, una “careta”, y hacer parecer a los demás que tenemos un hogar ejemplar, que somos todos buenos y cristianos maravillosos. Pero, es en la intimidad del hogar donde se demuestra realmente si somos cristianos. Es allí, donde nos conocen al detalle y conocemos a nuestra familia, donde realmente se puede ver si estamos tratando, con sinceridad, de seguir en las pisadas de Jesús. Es allí donde se nota si realmente estamos llenos de amor, de bondad, de ternura, de paciencia, de espíritu de servicio, o si somos unos déspotas, egoístas, cómodos e impacientes con los demás. No es que seamos perfectos, y no tengamos nuestros momentos de mal humor, de impaciencia, de conflictos. Pero, en un hogar verdaderamente cristiano se nota la influencia suavizadora y subyugadora del Espíritu Santo y del amor de Jesús.

Un hogar cristiano es un refugio para la gente solitaria, para los tristes, para los desconsolados, para los jóvenes desorientados. Siempre hay una mirada bondadosa para las visitas, una conversación amable, una comida sencilla pero reconfortante, un abrazo amigo, una palabra espiritual que conecta el alma con Dios. Es un pequeño pedazo de cielo, un símbolo de lo que Dios puede hacer en las vidas humanas.

Los hogares cristianos tienen sus luchas, como todos, porque sus integrantes no dejan de ser pecadores en proceso de santificación, pero hay un principio rector que los une, corrige y orienta: la voluntad de Dios revelada en la Biblia, y la inspiración y conducción del Espíritu de Dios.

Por tal motivo, cada integrante del hogar cristiano no solo se preocupará por su propio bienestar y salvación, y de su familia, sino también sentirá el deseo de compartir el privilegio de tener un hogar pacífico, ordenado y bendecido por Dios, abriendo las puertas de su casa para dar cabida a los amigos, como también a los necesitados de amor, protección, orientación y ánimo en medio de las luchas de esta vida.

Es un lugar maravilloso, que brinda un clima acogedor para sentarse a conversar y dar consuelo, fortaleza y esperanza a las personas que están luchando con serios problemas personales y familiares.

Tomado de: Lecturas devocionales para Jóvenes 2015
“El tesoro escondido” Por: Pablo Claverie






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